jueves, 11 de marzo de 2010

CAPITÍULO I: Cuando La Criatura conoce a El Cerdo

EL COMIENZO DE TODO 
 
"la chispa que desencadena esta historia"

   Un día como cualquier otro donde la fortuna o desgracia está tan cerca y tan lejos la Criatura iba andando en su bicicleta antigua de encajes rosados por su camino favorito de regreso a las Montañas Silenciosas y Solitarias. Este era un lugar muy especial donde la imaginación no tiene límites, es conocido como " El Andador de los Sueños", donde todo es posible.

Era una costumbre pasear por este lugar donde existen árboles con más de 1, 500 años de vida, llamados "Cerenooks" los más altos y extraños, donde crecen flores gigantes y rojizas con manchas blancas que sueltan un polvo brillante. Además de un pasisaje de hojas  que flotan sobre el agua, mismas por las cuales la Criatura gustaba recostarse y mirar las estrellas. El camino no era de piedras como todos los otros, estaba formado por esponjas marinas que flotan en el aire.

La Criatura siempre se paraba a recolectar en su canasta ramitos con flores que dependiendo su color adquirían un sabor a chocolate, vainilla, sandía, fresa, zarzamora, kiwi incluso algunas con sabor a brócoli. ( a la Criatura no le gusta).
Ese día era muy especial, los campos estaban llenos de girasoles, las flores de sabores abundaban, las nubes caían en forma de algodones de azúcar; los colibríes dibujaban figuras en el cielo, tal parecía que intentaban decirle algo a la Criatura.

Más adelante en su camino, el paisaje empezó a volverse oscuro y un poco tenebroso, el agua se transformó en pantano, los árboles en vez de hojas teían nidos de cuervos, el cielo se empezaba a poner gris, los flores comenzaban a marchitarse y no habían pájaros en el cielo, las nubes parecían aceite. Esto parecía muy extraño, cuando de pronto la Criatura se dió cuenta de que se había ido por el camino equivocado que no la llevaría a las Montañas Solitarias y Silenciosas.

Al llegar a una división de caminos, el panorama era peor aún, no había más que escoger el camino de la derecha o  la izquierda. Un silencio total se apoderó del lugar, cuando de pronto el viento sopló fuertemente, las hojas de las flores ya marchitas volaban con gran fuerza hasta que de nuevo todo volvió a la tranquilidad y una pequeña lucecita azul en el aire se fue acercando lentamente hacia la Criatura.
Una libélula azul semitransparente se detuve sobre la cabellera negra de la Criatura, parecía que sus movimientos le indicaban qué camino tomar. La Criatura la colocó a manera de pasador para detener su cabellera enmarañada.

Quizás esto era mera coincidencia, quizás un acertijo o quizás una señal de lo que estaba por suceder. Antes de que la Criatura pudiera decidir hacia dónde ir, comenzaron a caer gotas cristalinas como los zafiros, finalmente decidió ir por el camino de la derecha.

Mientras la lluvia no cesaba, la Criatura apresuraba el paso para llegar a casa, cuando en el camino observó el humo que salía de una chimenea, el olor era espantoso; era un Matadero de Cerdos.

La Criatura se detuvo ya que por alguna razón extraña se sintió observada.

Detrás de una ventana aparecía un rostro triste, desprotegido y asustado. Era un cerdito que a juzgar por el claro letrero de "Matadero", moriría para ser vendido como chicharrón.

Ella intentó acercarse hacia la entrada, pero notó la presencia de dos guardias sombra que vigilaban. Se arrastró por el suelo como lagartija, hasta llegar a la ventana. Este momento cambiaría la vida de los dos por completo. Frente a frente y a través de un vidrio polarizado el Cerdo la miró fíjamente al ojo, mientras unas lágrimas rodaban por sus mejillas, colocó su pata sobre la ventana dejando una huella con lodo (era una huella que tenía tatuados unos espirales) 

¡ Pobre cerdito estaba encadenado de las patas traseras!

La Criatura tenía que rescatar al cerdito de la muerte, así que corrió rápidamente para salvarlo, la lluvia cada vez era peor, pero ahora dejaba de ser cristalina y se apreciaba en forma de ceniza grisácea. Envolvió su cabello, enrollándolo sobre su cuerpo y tras una ráfaga de aire entró al matadero como una bola de pelo, que los guardias ignoraron por completo.

Cuando ella vió a El Cerdo encadenado, lastimado con heridas en la piel y cortadas, no lo soportó, le pidió ayuda a la libélula que adornaba su cabello para liberarlo. Le quitó las cadenas, y aunque el puerquito se encogió de miedo, lo tomó entre sus brazos y ante una pequeña distracción de los guardias sombra, corrió rápidamente hacia su bicicleta para no ser vista.
Sin embargo, esa idea de un escape limpio no funcionó, en su huída sentía los pasos de los guardias cada vez más cerca, mientras el Cerdo lloraba con fuerza.
Tomó la bicicleta antigua, sacó todo lo que había recolectado de la canasta, puso al puerquito adentro, lo tapó con un pañuelo, y pedaleó tan duro como pudo.

Agitada y con la adrenalina hasta el tope, por fin después de varios kilómetros, la Criatura perdíió de vista a los guardias sombra y se paró un momento a calmar al pobre Cerdo que no dejaba de quejarse y de llorar. Le quitó el pañuelo, que lo cubría, el Cerdo escondía la mirada y su rostro; ella comenzó a acariciarlo cuando notó que su pata izquierda estaba lastimada. Se quitó el listón morado que que le agarraba la cabellera enmarañada, y lo usó como vendaje para sanar la herida del puerquito.
En el camino pensó en dejarlo en libertad en ese momento, pero algo más fuerte que ella se lo impedía, además quizás los guardias sombra no estarían muy lejos y lo matarían. Lo abrazó de nuevo, lo envolvió en el pañuelo perfumado y se lo llevó hacia las Montañas Solitarias y Silenciosas.